Meret Oppenheim (1913-1985) fue una creadora que formó parte del
movimiento surrealista y tuvo un papel de relieve en el mundo
artístico del arte europeo del siglo XX. Su obra, personal y libre,
impactó no solo entre las vanguardias de los años treinta, sino muy
significativamente en la escena artística del último tercio de
siglo. Ella fue una de aquellas mujeres artistas cuyo trabajo se
valoraba en un contexto global de inferioridad femenina, por lo que
tuvo que esperar quizás demasiado tiempo para alcanzar el
reconocimiento internacional que merecía. Con su arte traspasó los
límites de los estereotipos de género, siendo ejemplo y estímulo
para posteriores generaciones de artistas mujeres.
A través de más de medio siglo, este espacio estructura su
trayectoria vital en cinco etapas que dan cuenta de la versatilidad
técnica y libertad de estilo y pensamiento que la caracterizó. Por
medio de una selección de sus obras, poemas, extractos de videos,
fotografías y escritos hasta ahora inéditos en español, se presentan
aquí aspectos de su vida y su trabajo que testimonian su concepción
extensiva de la creación, que transciende al objeto y en la que
integró la moda, el teatro, el carnaval, el cine o la poesía.
Meret Oppenheim. Reflejo de una época es fruto del trabajo
realizado por el Museo Picasso Málaga para un proyecto expositivo
que iba a abrir sus puertas en las salas del Museo en octubre de
2020. La que iba a ser la primera retrospectiva de la artista en
España en los últimos treinta años tuvo que ser cancelada debido a
la crisis sanitaria.
Primeros años
1928 - 1931
Curiosa, imaginativa y sensible, Meret creció en un entorno —su
familia, los amigos de la casa, la escuela— que estimuló sus
aptitudes para la escritura, el dibujo, la pintura, y en el que
halló aliento y libertad para desarrollarse como artista. Sus
obras de juventud revelan el talento y la elevada potencia
creativa que sus padres, abuelos y profesores supieron detectar.
Surrealismo en París
1932 - 1937
Muy joven se introduce en el ambiente artístico de París, entonces
enfocado sobre la escena surrealista, en la que brilla primero
como modelo y luego como sobresaliente autora. Obtiene
reconocimiento, pero, no obstante, su acusada independencia
personal y artística la alejan de la etiqueta del surrealismo.
Tras una estancia de cinco años, abandona París y regresa a Suiza.
Crisis
1937 - 1954
En Suiza Meret se enfrenta a casi dos décadas sombrías atravesadas
por una larga crisis personal que con frecuencia la mantiene
deprimida e inactiva. Apenas produce obra. Mientras Europa arde
ella busca una salida. Con el tiempo, retoma su educación
artística, adquiere confianza en sí misma y comienza a
experimentar nuevos lenguajes y posibilidades expresivas.
Amigos artistas en Berna. Vuelta al trabajo
1954 - 1972
Viaja, ama, vive unos años felices. Se instala en Berna, donde
logra dejar atrás su crisis. Reanuda su contacto con el mundo del
arte y trabaja con energía. Realiza performances, colabora en
montajes teatrales, actúa. Está en la punta de lanza de la
vanguardia suiza. Las exposiciones se suceden: Basilea, París,
Milán, Nueva York, Zúrich, Berna, Oslo, Estocolmo...
Reconocimiento internacional
1972 - 1985
Meret ya no abandona su posición destacada como artista de
vanguardia. Explora siempre; escribe, sobre todo poesía. Es una
figura pública que pone voz a la indagación sobre el proceso
creativo. Se implica personalmente y a través de su obra en el
debate sobre la situación de la mujer en ese proceso. Hasta su
muerte en 1985 su obra recibe muy amplio reconocimiento.